¿Como conocemos en Arqueología?

La arqueología puede ser considerada una práctica social que produce discursos acerca de procesos sociales del pasado y de valores sociales presentes. Los objetivos de la arqueología deben evaluar el significado histórico de los elementos que forman el registro arqueológico, para ofrecer metodologías innovadoras de análisis e intervención en el registro arqueológico y para transformar este conocimiento en una tecnología para el manejo actual del registro arqueológico (revertido en una herencia arqueológica).
En la realidad esto implica construir, reconstruir y desconstruir la memoria social a través del registro arqueológico.
El registro arqueológico como objeto es pasado y presente, y como representación tiene un significado original y ha llegado a adquirir otro significado moderno. A partir de esto se puede proponer que cualquier remanente de cultura o cualquier remanente de identidad (tanto del presente como del pasado) involucra una herencia cultural.
Esta herencia cultural será el vestigio de la memoria e incluye aquellos elementos que las estrategias cambiantes de las tecnologías de la memoria deciden evaluar como significantes hoy día, e insignificantes mañana. La herencia cultural podría ser una manera de evadir las estrategias para manipular el presente y el pasado a través de medios de herencia.
En arqueología social es necesario reconsiderar la relación entre tiempo y espacio en donde se ha visto una predominancia sobre el tiempo y un poco énfasis en el espacio. Esta reconsideración debe enfocarse en una recuperación del espacio la cual es útil en intentos de considerar el paisaje social y también los problemas históricos.
La arqueología se resuelve entre una función desconstructiva, otra que es reconstructiva y otra que es simplemente constructiva.
En relación a la función desconstructiva, la practica arqueológica establece el punto en el cual el conocimiento prehistórico es un tipo de re-cognición, a través del cual las sociedades modernas se legitimizan al crear modelos interpretativos del pasado que redoblan su contemporaneidad. Así, la arqueología es una tecnología para el criticismo que actúa para desconstruir la relación entre sociedad y el pasado, y muestra como esta es una construcción que legitimiza el presente.
En cuanto a la función reconstructiva, la práctica arqueológica descubre procesos socio-culturales de largo plazo en la prehistoria que solo pueden ser percibidos en ciclos de observación que trascienden los límites de la historia y la antigüedad y que por tanto pertenecen al ámbito de la prehistoria.
La función constructiva se caracteriza por una práctica arqueológica que propone formas positivas de acción en orden de organizar, proteger y conservar la herencia cultural para ofrecer soluciones activas para manejar el registro arqueológico en el presente, y para contribuir a transformar los elementos en su interior en recursos culturales para el presente.
La interpretación en arqueología se enfrenta al problema de establecer las condiciones de interacción entre nosotros y algo ofrecido a nosotros (el texto interpretado), y cuya construcción obedece a condiciones particulares, correspondientes a su contexto original de producción.
La interpretación siempre supone una subjetividad, es decir que generalmente lleva a una reconstrucción de la subjetividad, y a una exaltación o culminación de lo subjetivo. Sin embargo, la interpretación no solo se refiere a una subjetividad, sino que también a un contexto y a una racionalidad. Sin racionalidad no hay interpretación, y tampoco habría interpretación sin un contexto, en donde una subjetividad interactúa con otros elementos y con un proceso social.
De esta manera, podemos notar que la interpretación siempre necesita un contexto u horizonte de subjetividad o racionalidad. Este corresponde a un horizonte dual, actual e inherente al sujeto que interpreta, y previo y original al sujeto-objeto que está interpretado. Este horizonte dual le da forma al horizonte efectivo de interpretación que corresponde a las bases sobre las que la otredad interpretada llega a existir.
La interpretación ocurre cuando el conocimiento se ha obtenido de acuerdo a un particular objeto (una parte del registro arqueológico) a través de su interacción con un horizonte de subjetividad actual (del interpretador) y su calibración o comparación con el horizonte original de subjetividad del objeto considerado.
Es necesario desdoblar la interpretación arqueológica en dos momentos en el tiempo. Un primer momento en que se chequea la validez de la hipótesis interpretativa, y un segundo momento en que esta hipótesis es decodificada, traducida y se descubre su significado. Además se debe realizar un modelo de racionalidad que seria el del contexto original de lo que está interpretado, o, dada la imposibilidad en arqueología prehistórica de contactar el contexto original, un modelo que se acerque a él, y que funcione como una instancia subjetiva externa en orden de constituir la interpretación.

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